miércoles, 19 de mayo de 2010

MAPA MORADO



miércoles, 19 de mayo de 2010, 01:00 a.m.

Una lectura los mapas donde se visualizan los resultados de la recientes elecciones congresuales y municipales, a pesar de sus matices, evidencia una espectacular victoria para el Partido de la Liberación Dominicana, PLD, una derrota para el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, que por su forma avasallante constituye un preocupante retroceso en el proceso de la construcción de la institucionalidad democrática en la sociedad dominicana.
El mapa político monocolor que resultó de estas elecciones no puede leerse como una victoria arrolladora del partido de gobierno, sino como un avasallamiento de este. Los medios utilizados para pintarlo de ese color, así como la inexistencia en ese mapa del color de su principal contrincante, que a pesar de eso logró alrededor de un 45% de la votación, nos darán un Congreso que en términos de lo que dice el número de representantes del partido ganador, su victoria parece aplastante, pero en término del porcentaje obtenido por perdedor se puede decir que ese mapa no refleja de manera fiel la realidad política del país.
En efecto, para lograr esa avasallante mayoría, el partido oficial recurrió a las más diversas formas de violaciones a la ley electoral y a las más elementales reglas para la convivencia democrática de los actores del sistema político, que deberán tener un alto costo para el país en términos políticos, económicos y sociológicos.
La generalizada compra de cédulas, la repartición de millones de pesos constante y sonante para comprar tránsfugas, el pago a periodistas y bocinas en los medios, el monopolio abusivo de una amplia red de emisoras de radio y TV pocos días antes de la votación , el uso abusivo de los subsidios estatales a más de 400 000 personas con fines electorales, la inversión en publicidad de los diversos ministerios antes y durante la campaña electoral han creado una mayoría congresual de cuestionable legitimidad.
Ha sido una victoria obtenida fundamentalmente a fuerza del dinero invertido en aquellos lugares donde el PRD tenía buen posicionamiento y algunos con gobiernos locales encabezados por figuras de sólido prestigio y respeto como ha sido el caso de Fausto Ruiz en el municipio de La Vega. Ha sido una victoria donde ha debido ser factor clave el voto cautivo radicado en un amplio de segmento de la población mayoritariamente pobre que tuvo que votar para conservar la diversidad de formas de subsidio que reciben del Estado, además de la gran parte de los asalariados en los diversos ministerios.
Esa circunstancia, unido a la situación en que el PRD acudió a estas elecciones, explica los resultados electorales a nivel congresual que diseñan el mapa morado con el punto rojo, pero que al confrontarlo con el mapa de los resultados de las municipales, se puede encontrar datos que nos permite situarlo en su real dimensión. En este último, a parte de Santo Domingo Este y el DN, en las ciudades de mayor población ha triunfado el PRD, además de que en donde ha perdido, en sentido general, la diferencia en términos porcentuales no es significativa.
La constatación de esos hechos, más una abstención electoral que se proyecta en cerca del 60%, permite avanzar la hipótesis de que la esta mayoría expresada en las urnas no necesariamente sea un reflejo de que la mayoría de la población aprueba la presente gestión de gobierno. No que esta sean una negación de las mediciones de la percepción de la población sobre a la política económica del gobierno y sobre cómo este conduce al país, en las cuales cerca de tres cuarta parte lo reprueba.
Tampoco se puede concluir que el hecho de que el PRD haya tenido unos porcentajes de votación superior a los obtenidos en las pasadas elecciones congresuales, municipales e incluso presidenciales, significa que este avanzó en estas elecciones. Que haya podido recoger 7 de las 24 alcaldías que perdió el Partido Reformista no puede decir que es una ganancia, al contrario. Lo que se puede decir es que aquel partido no ha podido traducir en representantes el descontento que aún se mantiene en la población contra este gobierno.
Pero, sí se puede decir que la significativa abstención electoral y el apreciable porcentaje de votos obtenidos por el PRD, podrían estar indicando que el mapa congresual prácticamente monocolor no expresa una garantía de que en el 2012 el PLD se mantendrá el poder. Eso es lo esencial y, por lo tanto, la cuestión es actuar en consecuencia.

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