lunes, 16 de noviembre de 2009




14 Noviembre 2009, 8:06 PM
Enfoque desviado
Escrito por: Julio Martínez Pozo (mailto:eltribunaldelatarde@yahoocom)

Una de estas noches un taxista resultó gravemente herido por unos individuos de los que aún no se ha podido establecer la identidad ni precisar el móvil de este hecho criminoso.
La víctima fue conducida hasta la sede del hospital de las Fuerzas Armadas en búsqueda de atenciones de emergencia, pero falleció antes de que la recibiera. No se permitió que su cuerpo moribundo o su cadáver fuera desmontado del vehículo en el que fue llevado.
Sus compañeros de trabajo, muchos de los cuales concurrieron hasta la emergencia del hospital cuando a través de la radio de la empresa se percataron de lo ocurrido, alegan que llegó con vida hasta el frontispicio del centro médico, y que lo mató la insensibilidad de una doctora que se resistió a recibir el herido.
No obstante, cuatro médicos del hospital militar alegan que el cuerpo del taxista llegó sin vida, y que decidieron mantenerlo intacto para no contaminar el trabajo del forense y de la Policía.
¿Quién estará contando la verdad?
Talvez la experticia patológica pueda desentrañar el debate, y desde luego, que todos estamos contestes de que la oferta de los servicios médicos de emergencia es una obligación sagrada. Si en esta parte se faltó las sanciones deben ser drásticas.
Pero me preocupa el facilismo con el que solemos desviarnos de lo fundamental para entretenernos con lo accesorio.
En este caso toda la indignación de los familiares del asesinado y de sus colegas se ha concentrado en censurar al hospital, y no escuché en ninguna de las intervenciones que se produjeron sobre este hecho un emplazamiento para que se persiga y aprese a los autores de este crimen.
En más de una oportunidad me ha tocado advertirles a dolientes que se cuiden de no andar haciéndolas de abogados de los criminales, porque esos argumentos no muy bien pensados que brotan de impotencia y de la indignación del momento, son hábilmente usados por los abogados para atenuar las responsabilidades de sus defendidos.
Lo propio advertimos, contribuyendo a una variación de enfoque, en el desenlace del secuestro del joven Eduardo Baldera Gómez, cuando la presión mediática se enfilaba, no al repudio de un crimen que no podemos permitir que se abra paso en la sociedad, como es el del secuestro, sino a censurar la actuación policial.
Debe haber celo por el respeto de los derechos humanos y por la preservación de uno esencial que es el derecho a la vida, pero eso no debe opacar el repudio a las acciones delincuenciales.
Creo que el presidente Leonel Fernández ha hecho lo correcto cuando deja entrever que no es indiferente a los cuestionamientos que ha producido la evasión de la señora Sobeida Félix Morel y al admitir que la lectura es la de la sensación de falta de autoridad, que es catastrófica para el ordenamiento social, pero es otra demostración de que lo accesorio nos mueve más.
Burla grande fue la escapada del individuo que buscaban en el operativo donde fue apresada Sobeida y donde se encontraron los 4.6 millones de dólares. Esa reunión que motivó Sobeida debió de haberse producido al día siguiente de la fuga de Figueroa Agosto, para apresarlo antes de que saliera del país.

SOBEIDA?




14 Noviembre 2009, 8:05 PM
¿Sobeida?
Escrito por: Narciso Isa Conde (narsoisa@gmail.com)
¿Sobeida? ¿Agosto? Septiembre? Son piezas de un engranaje mayor. Agosto no escapó: lo escaparon los que lo perseguían. Sobeida no escapó: la escaparon la jueza, el Ministerio Público, jefes policiales y militares, ministros asociados…
Es similar a lo que pasó con la droga de Paya y con los jefes de los sicarios que pertenecían a la Marina. Igualito a lo de los jorocones civiles y militares del “caso Quirino” y del “caso Gringo”.
Lo mismito que ha acontecido con ex- jefes de la DNCD que la han operado como un “cartel mayor”, con generales y jefotes de la policía asociados a todo tipo de delito, con procuradores fiscales cómplices del gangsterismo entronizado.
La “burla” (palabra de Leonel) no es que Sobeida se haya “esfumado”. La “burla” es este Estado delincuente. La “burla” es usted y los que se reunieron con usted, señor presidente, que tienen ya nueve años de ejercicio de poder, alimentando, protegiendo y convirtiendo esta porquería en algo funcional a su ejercicio presidencial.
La “burla” es la relación de este gobierno con el podrido régimen colombiano.
¡Váyanse al infierno!
No es “ineficiencia”, son de asociaciones de malhechores, que sumadas y blindadas por la impunidad oficial hacen de la política una lumpen-política, del empresariado preferido un lumpen-empresariado y de los poderes del Estado y las elites súper-enriquecidas una maquinaria gansterizada.
Ni los vergonzosos hechos recientes, ni los pasados, ni los que vendrán, van a ser “rápidamente conjurados”, como anunció el vocero palaciego de ocasión.
Para teatro esta bueno con la anunciada “cruzada” contra el “micro-tráfico”, mientras el “macro” y el “mediano” reinan en el aberrante poder conformado, que ahora sus dos dueños políticos y la oligarquía voraz se propusieron constitucionalizar.
Esto sin hablar de las mafias mineras (especialmente del oro), de bienes raíces y de la construcción (ya anunciaron la “locura” del mega-centro deportivo), que procuran dejarnos sin territorio y sin patrimonio natural.
Este no es un estado burgués clásico, ni siquiera un Estado capitalista-dependiente tradicional. Es una corte de intereses corporativos capitalistas y mafiosos, de la cual forman parte los más altos funcionarios civiles y militares del país.
“Estado fallido” es ya casi un piropo. Este monstruo o lo desconocemos y reemplazarnos, o dejaremos de ser pueblo y país.

SE VAN ELLOS O NOSOTROS?


14 Noviembre 2009, 8:08 PM

Escrito por: Juan TH (juanth04@hotmail.com)

Hace unos días me encontré con una amiga a la que no veía desde hace meses. Le pregunté por su marido, su hijo que ya estudia en la universidad, su hermana y demás familiares.
-Mi hermana recogió sus cosas, vendió lo que pudo, lo demás lo regaló, tomó un avión y se fue para Miami- me dijo. -No jodas, ¿cómo que se fue del país?- pregunté. -Así como lo oyes, se fue la muy maldita. Dice que se jartó de pagar apagones, de pagar impuestos para que los funcionarios mantengan queridas y compren villas en Casa de Campo; que no permitirá que a sus hijos los maten por quitarle un celular- me informó. -¿Y los negocios que tenía aquí? ¿Y su casa de Arroyo Hondo? - insistí. -Los negocios no sé. La casa la tiene cerrada esperando a ver quién la alquila o la compra. Y déjame decirte algo, hasta yo estoy pensando irme con la familia.
Es mucha la gente de clase media que se ha marchado. Contrario a otros tiempos, ahora no condeno a nadie que se haya ido o lo esté pensando. Al contrario, si yo pudiera hacer lo mismo, me largaría. Y me llevaría mis hijos. Este país se jodió. El que menos usted piensa vende o consume drogas; el que menos usted se imagina tiene una lavandería de dinero sucio; el que menos usted cree trafica con haitianos, prostitutas o con niños. Los vicios se promueven en la radio y la televisión. Hay más bancas de apuestas en los barrios que escuelas. Las calles las han tomado los delincuentes de los barrios acosados por la falta de oportunidades para vivir dignamente. La delincuencia de los de arriba es mayor que la de los de abajo. Los delincuentes pobres mueren a manos de la Policía; los delincuentes ricos son protegidos por la misma Policía.
El gobierno endeuda el país cada vez más. En unos meses la deuda será superior a los 20 mil 300 millones de dólares. Y el gobierno de Leonel Fernández no ha resuelto uno solo de los graves problemas nacionales. En este país nada funciona, nada sirve. El caos es total. No me explico cómo es que este pueblo se ha mantenido dormido. No lo entiendo. Será porque ha comprado al PRSC, a una parte del PRD y a otros sectores. Que nadie se me ofenda, pero ha llegado el momento de tomar una decisión. Y creo que la mejor decisión es que los dominicanos de buena voluntad nos larguemos del país; en avión, en yola, en lo que sea. Que le dejemos el país a Leonel y su gente. Una de dos. Se va el Presidente con su gente, o nos vamos nosotros.